MIS PEQUEÑOS CUENTOS

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El Viejo Árbol de Ficus. 

Autor: Ernesto Castillo Tafur     

Era el árbol de ficus más grandioso que había visto,  su inmensa altura con sus dos grandes ramas que  nacían  muy cerca del piso le daban una fortaleza incomparable,  su copa en forma de hongo crecía majestuoso en aquel parque centenario; orgulloso él de su exuberante follaje y de albergar una gran variedad de aves que con sus intenso trinos alegraban todos los   atardeceres  se enorgullecía de ser el mejor del parque;   Cuantas generaciones  habrían admirado su belleza, cuantos corazones flechados habrían tatuado en su corteza recuerdos  de amor; él soportaba con hidalguía,  sin  importarle  si habría sangrado cuando la navaja se introducía en su corteza;  le hacía feliz  de perennizar en su corteza los recuerdos más apasionados. 

 Infinidad de remodelaciones   se habían sucedido en su parque;  innumerables veces se removieron veredas, jardines, arbustos, cercos, bancas y piletas; pero nunca lo alcanzaban a él; muchos  postes de luz  alumbraban las noches de penumbra; y había visto muchos arbustos sucumbir cuando los podaban,  él   crecía al libre albedrio,  dueño del espacio, del cielo y lo respetaban,  se sentía el dueño del parque. 

En las épocas de tormentas se encontraba impasible, viendo a la gente  correr y él,   brindaba  protección de la lluvia al que se asomaba;  se sentía feliz de proteger a la gente,  quería abrazarla y decirles que él estaba allí, que era su misión la  de servir al prójimo además de adornar el parque con su belleza,  infringiendo respeto;  todo lo hacía feliz  cuantas fotografías se habrían tomado con él, haciendo marco, mudo testigo de grandes amistades que querían perpetrarse en el recuerdo, así como cuantos juramentos de amor y fidelidad habría sido testigo  desde  esa posición  tan envidiable, que solo un árbol de esa magnitud sabia ofrecer.

Sin embargo, algo lo molestaba grandemente,  lo   atormentaban unos  alambres que fuertemente sujetaban   afiches y  banderolas a su tronco,  para luego presenciar el bullicio de alto parlantes que promocionaban a ciertos candidatos,   no entendía  lo que hacia la gente,  despotricándose unos a otros y el era mudo testigo, de innumerables  mítines que llenaban la plaza y de promesas  a todos los asistentes y ellos aplaudían  sin cesar; alegres y contentos de presenciar los ofrecimientos que iban a cambiar sus vidas, y a  la ciudad. Les   ofrecían alimentos,  trabajo para todos,  principal oferta que se escuchaba y que el pan iba a costar 10 céntimos, la gasolina barata , el balón de gas a 10 soles todo eso lo turbaba;    luego quedaba en silencio volvía  la calma,  otro día mas se  avecinaba   en que la plaza se ponía de fiesta, eran los    domingos  y  feriados,  muchos  jóvenes en grupos charlaban en  su alrededor, otros   en el grass dormitaban, alegres niños corrían.   En  una banca muy quieto,  un señor de muy avanzada edad,   con la mirada   fija  en el horizonte  un  poco perdido o queriendo entrar en sus recuerdos que le eran esquivos  y  con un ligero temblor de manos, sujetaba un bastón con empuñadura de plata para estabilizar  su humanidad, permanecía incólume, por muchas horas; eran espectáculos que se sucedían  siempre.

Pero un día aciago,  llegaron al parque unos trabajadores  dispuestos a perpetrar el acto más horrendo contra la naturaleza. Él  que desde su juventud había,  purificado el aire de la población, haber sido la decoración del parque,  hoy    era amenazado  por   esas personas;  que comenzaron su ingrata tarea de talarlo - no puede ser- murmuraba, clamaba al cielo por lo que estaba sucediendo;  Años   he pertenecido a este parque,   era mío,  pero el destino estaba allí presente consumando el peor atentado que el hombre puede hacer a la naturaleza. EL VIEJO ARBOL  DE  FICUS  ERA  TALADO  SIN  REMEDIO.

 

Mis Pequeños Cuentos

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.- El Rebaño de Don Cirilo

Autor: Ernesto Castillo Tafur

El esplendoroso  día se fue nublando, Esteban no alcanzaba a distinguir los enormes cerros   por la densa neblina que habia, las    gotas de lluvia aumentaban cada vez más,  los paisajes de los andes llenos de nieve   se sucedían  interminables;  el nuevo panorama  se iba  desnudando del verdor de su vegetación para ir tornándose gris,  comenzaban  a aparecer los "ichus" como mantas doradas en la inmensa pradera desértica y bañados por la brisa   cuya fuerza del viento formaban olas de incomparable belleza: Los penachos de los  Andes formaban cadenas interminables de cumbres y presentaban   nieve perpetua en sus cimas  de una preciosa  majestuosidad que servían para postales,  de mucha belleza y que  darían la vuelta al mundo exhibiendo la  natural belleza de esta cordillera de los Andes. Pronto Esteban llegaría a la cabaña incrustada entre los parajes maravillosos de esos parajes prodigiosos de ricos pastizales, alimento divino que la naturaleza supo prodigar para la crianza de excelentes ejemplares de ovinos y auquenidos:   La ubicación inmejorable de la cabaña construida de hermosos maderos de eucaliptos  y que con gran destreza construyo don Cirilo  cuando todavía era muy joven, era pionero de los extensos poblados que habían dominado los andes viviendo tras generaciones  con la cual era un ferviente poblador capaz de   enfrentar los retos que  le ofrecían  las punas.  Casi un ermitaño  se había convertido,  pues amaba  a sus ovejas convertidos en extensos rebaños  y se deleitaba  con su existencia y de   como se reproducían;  y el los criaba y los pastoreaba con una pasión increíble  solo comparable  con el amor que  sentía   por esa tierra. Don Cirilo que así lo  llamaban  tenía una familia en la gran ciudad  y se acordaba mucho de Esteban su único sobrino que él supo criar  desde muy tierno  hasta que tuvo que emigrar a la ciudad para su educación. Don Cirilo  de aspecto amable y  bonachón con sus botas de cuero forrado  en piel de oveja que desafiaba el intenso frio de la puna; su vestimenta  de lana de oveja,  hacían de él un ser  muy afortunado  acompañado siempre de su fiel amigo "miqui" un perro lanudo   que él había sabido rescatar de una jauría de lobos ; se convirtió en su mejor amigo fiel, le tomo cariño y aprecio  y le enseño el pastoreo de las ovejas; le enseño a recolectarlas  cuando se extraviaran,  ir tras ellas, y regresarlas al rebaño; le enseño a  enfrentarse con 'precaución a los lobos, que pretendían siempre llevarse a las ovejas; él las ponía a buen recaudo; "miqui" se convertía en algo esencial de ayuda a don Cirilo que lo recompensaba con un buen pedazo de carne seca  que llevaba como fiambre. Tornándose una pareja  inseparable;  "miqui" se convertía en un guardián ovejero  que era muy reconocido  por todos los pastores del condado, con sus reconocibles  ladridos, las ovejas lo obedecían  y él se sentía orgulloso   moviendo la cola  en señal de júbilo  se  acercaba a don Cirilo  que muy paciente  ya le esperaba  en lo alto de la colina  fumando su gran pipa  y envuelto  en una cobija de lana  gruesa  y haciendo una pequeña fogata donde calentaba  el café del medio día . Eran días felices  de paz y armonía él y "miqui" se la pasaban en sus faenas pastoriles. Don Cirilo desde muy joven había incursionado en esta faena; su familia su única hermana  vivían en la ciudad con su pequeño hijo Esteban, que era muy querido por don Cirilo, en muchas ocasiones  y en vacaciones  lo tenía  en su cabaña y disfrutaban  de su estadía.

Esteban  quien apreciaba  mucho a su tío. Tomaba como una leyenda la proeza  de don Cirilo  de vivir muy cerca de su rebaño, es allí donde aprendió  a querer  el pastoreo,  era su contacto con la naturaleza  y los animales; le gustaba  admirar la belleza  de los Andes, sus grandes extensiones  que daban hasta el horizonte,  impregnado  de de un manto   color dorado en ondeantes oleadas  por el viento que engrandecían  al "ichu" majestuoso como una alfombra dorada en la inmensidad del estero, hasta llegar a unas lagunas  de aguas cristalinas  que en las noches  de luna parecían espejos de plata resplandeciendo  la penumbra  de la noche  con mágico  encanto;  en el   aprendió  a deleitarse  con el cielo cubierto de estrellas  y que "miqui" solía ladrar incansablemente  y corría tras  la ruta de algún lucero  que caía en la inmensidad  del cielo; Cuanta nostalgia  se le venía a la mente, Ahora regresaba  a ver a don Cirilo, luego esperaba dirigirse al pueblo  para saludar a tantas amistades; quizás algún recuerdo amoroso  de juventud  quizás a tanta gente,  que era querido por don Cirilo, de admirable don de gente  preocupado siempre por los olvidados de ese pueblo donde él solía  acudir a aliviar las penas de los desvalidos  de alguna comunidad que caía en desgracia; don Cirilo se aparecía con el apoyo que necesitaban, quizás con una oveja en ristre, para ser utilizados y solucionar la falta de alimentos de niños y adultos. Su inclinación religiosa  hacia que cada pueblo contara con un templo para que puedan  venerar a su Dios , que con tanta fe  acudían a orar  y les dotaba  de un campanario   cuyo tañir de sus campanas  se escuchaban  de un pueblo a otro, eso lo convertía  en un hombre  filántropo . Don Cirilo había conquistado los Andes, la soledad de las punas  lo había convertido  en pueblos  con vida, con fe y esperanza; le  agradaba  transmitir  felicidad interior  que se manifestaba  con música,  la quena  cuyos  sonidos mágicos  prevalecían ante el  silencio de esos Andes  majestuosos; don Cirilo aprendió a quererlo y a amar al indio que tocaba su quena, lo llenaba de sentimiento, lo renovaba, le llenaba de energía escuchar el  sonido de esas melodías, tristes, lastimeras, le llenaba el corazón vertía lagrimas  de felicidad  de desahogo, su espíritu se elevaba hasta sitios recónditos y el eco de esas melodías  lo ayudaban a vivir. Quien podría vivir en esos parajes  solitarios donde el azote del viento frio era predominante  pero ideal para la vida  salvaje de la fauna  andina. Se deleitaba  con el vuelo majestuoso  del águila  andina , de los majestuosos  cóndores que con sus inmensas alas extendidas  parecían dominar las cumbres inhóspitas, frígidas, pero llenos de belleza  indómita; esas aves majestuosas que no pedían nada pero que proporcionaban la belleza de una naturaleza  prodiga. Don Cirilo se deleitaba cuando esas aves majestuosas  en su vuelo cotidiano  se acercaban  velozmente  hacia su presa, conejillos silvestre que despreocupadamente   se encontraba en la estepa o alguna oveja  del rebaño de don Cirilo se desviaba del rebaño; "miqui" lo presentía y empezaba  a ladrar con tanto vehemencia  que se escuchaba  por toda la estepa  ahuyentando a tal depredador.

Mucho tiempo el pastoreo había constituido una de las tareas más gratas  de don Cirilo comparada con las mas  dedicados profesiones , porque esa acción  implicaba  según  él  tener un conocimiento cabal  del tiempo, inclusive  llegar a una  predicción del estado del tiempo las posibilidades  de prever fuertes vientos de prever lluvias, nevadas  donde  la mayor parte  del "ichu" era cubierto de nieve que perjudicaba  el pastoreo. Diseñar  estrategias para proteger al rebaño en   ubicar guaridas    y cubiertas y la realización  de estrategias contra el ataque,  contra el  acoso  de animales depredadores;  es decir que no se alejaran  de las zonas  del ámbito de vuelo de cóndores y águilas porque  él y "miqui"  se encargaban de eliminar a tan inoportunas depredadores, es decir debía encontrar la zona  libre para un exitoso pastoreo , planificaba las mejores zonas.

Con respecto a la reproducción  del rebaño  era muy cuidadoso para asistir a las ovejas  recién nacidas, les construía cabañas  pastoriles donde eran conducidas  los nuevos ejemplares  y los sometía  a muchos cuidados;  para los recién nacidos esas técnicas  las llevaba a cabo  con sumo interés  así como también transmitía a los demás pastores para que obtengan mejores resultados; una enseñanza que el pueblo lo asumía. Don Cirilo creía en la vida,  en la grandeza del espíritu; creía en la gente que lo daba todo; creía en sus Andes misteriosos, en sus Andes majestuosos coronados de nieve perpetua; creía en las estepas llenos de sus preciosos pastizales milenarios de belleza indómita, de sus oleadas ante los vientos fríos que los  acariciaba en un concierto mágico de armonía y belleza; creía en la inmensidad  de esas tierras  por conquistar  esperando la acción  del hombre para derrotar al destino  que  ponía  a reto a todas las generaciones como símbolo de progreso pero que la mayoría de las veces el hombre se veía derrotado y lloraba su desgracia y se amparaba en una quena; lloraba sus penas, sus lagrimas caían en esa tierra  fértil prodigiosa  y le servían para hacerse más fuertes, más tenaces,   eso era la magia de los andes, la magia perpetua  que lo absorbía y le llenaba de fortaleza. Así cavilaba don Cirilo, con su pipa en la mano y absorbiendo bocanadas de su  perfumado tabaco mezclaba los aromas de los andes, formando coronillas de sus bocanadas hacia flotar en ese cielo azul y "miqui" que seguía a esas coronillas lanzando ladridos de diversión hasta que se diluían en el espacio. Don Cirilo pastaba su rebaño   acompañado  de su fiel "miqui" pero en realidad  no estaba solo  en esa inmensidad, lo acompañaban los interminables escarpados; lo acompañaban  el eco  de su voz  cuando llamaba  a sus ovejas ¡ovejaaas¡ el eco de su voz  se escuchaba  en el infinito y él se deleitaba  escuchando su voz por varios minutos, un eco que nunca acababa  y se perdía  a través de los picachos  de nieves perpetuas, inhóspitas, de quebradas  con hilo de plata  que bajaban  desde lo alto con sus aguas cristalinas, burbujeantes alborotadas puras; un eco que  no terminaba, seguía viajando como viajan las aves, los cóndores con sus vuelos majestuosos.  Así el eco de la voz de don Cirilo viajaba   a través del aire frio de la estepa.  La temporada de pastoreo comenzaba con el refulgente amanecer donde hacia aparición un  sol radiante que caía sobre las extensiones  de la estepa y un viento helado cubría  el momento  en ondulantes ráfagas,  el verano llegaba   y don Cirilo  se alegraba de haber pasado   ese frio invierno  y el rebaño parecía  apreciar tal momento puesto que retozaban  felices con grandes saltos al aire como tratando de agradecer a esa naturaleza que se mostraba por demás generosa, se escuchaban los validos de esos excelentes ejemplares  y que ya se encontraban listos para el esquile y llegaba el gran momento de las  grandes ovejas preñadas en el invierno  daban sus crías  los mejores ejemplares de ese rebaño tan apreciado.  Don Cirilo , que acudía en pos  de los nuevos ejemplares, los cargaba  con suma dedicación y los ponía a buen recaudo  de los depredadores que acechaban constantemente ; después de hacer esa rutina  se dirigía a su cabaña a colocarse cerca a la chimenea  a saborear un delicioso puchero andino  que era su especialidad culinaria  compuesta de  abundante  trozos de carne fresca, de carne ahumada seca  con una variedad de las hortalizas que solía sembrar en ese pequeño invernadero y sustentadas con unas deliciosa papas del ande prodigioso y de grandes propiedades alimenticias. La presencia de don Cirilo  en estos parajes  eran un complemento a la armonía  con una belleza inhóspita  de aquellos Andes  tan terribles por su clima  agreste  y a la vez  bello  por sus incomparables  paisajes, la naturaleza  se había deleitado en hacer en este  mundo lo incomparable, lo indómito , lo pictórico lo incontrastable; don Cirilo era una pieza más en este paraje tan bello: la presencia humana lo hacía parecer como dominado por el hombre, que todo lo puede, que todo lo hace con amor con pasión incomparable, casi indómito como la fauna  que suele habitar en estos parajes  y su mejor  dominio de esos Andes profundos  era el sonido de la quena  lastimera  casi implorante pero con gloria de triunfo y que a través del eco  viajaba por todos los rincones de esta tierra bella; por eso don Cirilo  dejaba toda su existencia  a esta maravilla  que muchas personas  no saben apreciar. El demostraba  que el hombre  con muchas pasiones  es capaz de  de hacer sucumbir  cualquier mito, de acentuar  su presencia  dominante; en este caso él, al majestuoso Ande  de incomparable belleza  escondida . Su rebaño   era un motivo para manifestar su amor  por esa tierra , había dejado  toda su vida  en las estepas , su organismo le anunciaba  que pronto llegaría  su  fin  y sufría de melancolía, de nostalgia  de tan solo saber  que ya no sería parte de ese bello escenario que la naturaleza  le prodigaba , sentía  que debía partir, dejar esos paramos, dejar  esas cumbres  rocosas, esos picachos  con nieves perpetuas; ese sol naciente esplendoroso con sus brisas frías  que le calaba  los huesos  y que   ya no podía soportar el triunfo de los Andes ante el ímpetu de don Cirilo que todo  su vida había sido desafiante, pero él estaba seguro que vendrían mas don Cirilo  que toda su vida  había sido desafiante , pero el estaba seguro que vendría  mas   Cirilos y que la humanidad  avanzaba  ya no serian   estos parajes  solitarios  el progreso lo invadiría.  Era la esperanza  que albergaba  tenía esa bella ilusión, se acordaba  desde  el primer día  en que piso este paramo se quedo prendado  y que  desde ese mismo día  no regresó a la ciudad; recordaba  como cortaba los enormes arboles  de pino  para construir con sus propias manos  la cabaña  que era su fortin..

 Esteban ya  se  encontraba allí,    acudiendo al llamado de don Cirilo para ayudar en el pastoreo de  su valioso rebaño de ovejas, pues  don Cirilo se encontraba postrado en una cama enfermo,  un mate de yerbas esperaba ser ingerido por el enfermo,  él  con mucho esfuerzo   suplicaba el no poder atender su rebaño debido a su enfermedad   Esteban accedió   de inmediato en respuesta a sus ruegos, y  llegó para cumplir esa tarea , lo acompañaría   "miqui" el perro lanudo de don Cirilo  que era gran conocedor de la faena pastoril,

Comprendiendo la tarea encomendada. Esteban se preparó  para iniciar la faena de ese día "miqui" salió corriendo directo al rebaño que se encontraban en un corral   ayudado por Esteban  que le ayudó a abrir la pesada puerta por donde salieron perro y ovejas; "miqui"  al mismo tiempo  con sus ladridos  ordenaba  el rebaño  conduciéndolo  hacia una colina lejana en la que deberían  estar al medio  día,   allí hicieron una parada mientras el rebaño en su incansable pastoreo se alimentaban cortando la hierba   dejando una preciosa alfombra dorada en el llano.

. Había  llegado la hora del almuerzo, en el atado que  habían llevado Esteban , había  unos trozos de charqui, unas papas arenosas sancochadas y un trozo de queso mantecoso,  que proporcionarían suficientes proteínas para el sustento de ese día;  "miqui"  también departió su alimento   con suma avidez devoraba un trozo de charqui. En ese momento salió corriendo, dejando su charqui que tranquilamente disfrutaba, tras de una persona  con la misma ropa  y el sombrero de don Cirilo y que estaba dirigiéndose  a una cueva,  no muy lejana.    Esteban levantó la mirada  y también  vio  a esa persona  que parecía don Cirilo  dirigirse a esa cueva, se levantó presuroso  y fue tras de "miqui"  que corría  tras de esa  persona  sin poder alcanzarla; después de mucho correr  tras esos pasos   llegaron   y no encontraron a nadie, la cueva  lucía vacía, solo algunos murciélagos  revoloteaban  dentro.

Esteban consternado y curioso  se introdujo  en la cueva  para averiguar lo que estaba pasando  y sucedió lo incomprensible mágicamente  "Esteban se encontró en su niñez de la mano de don Cirilo que le decía,  vamos Esteban te llevaré al colegio ya que no debes  llegar tarde, caminaban juntos pero luego le compraba  unos  juguetes para poder jugar con ellas , luego  se encontraban  en unas bicicletas  pedaleando a través de los inmensos  prados  y hasta haciendo competencias muy alegremente, luego ya era adolescente , veía  la imagen de su madre  toda ella cariñosa que le alisaba el cabello, le sacudía la vestimenta  del polvo del camino y le acomodaba  el corbatín, y le ponía  a hacer sus tareas, luego él se iba con don Cirilo acompañándolo en el pastoreo de su rebaño, por inmensos prados"

En esos instantes  el cielo se fue oscureciendo por la acción de una densa neblina  que cundía el lugar; se escuchaba el sonido de una flauta que a lo lejos entonaba una melodía triste casi lastimera que producía  mucha tristeza,  después de mucho rato el cielo por fin se fue despejando y Esteban  logró salir de la cueva, sorprendido de lo que le había sucedido     presagiaba algún acontecimiento nefasto que iba a suceder; "miqui"  recostado sobre sus patas delanteras con la cabeza erguida miraba siempre al rebaño, en cualquier  momento salía corriendo tras alguna oveja que se  alejaba del rebaño,

La tarde caía, era señal de regreso a la cabaña, "miqui" a una voz de vamos de Esteban  salió corriendo a juntar el rebaño, para iniciar  el camino de regreso, la caminata era silenciosa y decadente, el avance  paulatino,  nada perturbaba esa calma que flotaba en el ambiente , una ligera brisa de aire frio empezó a correr, Esteban con las manos dentro de la gruesa chaqueta abotonada hasta el cuello   y la chalina alrededor del cuello a la bandolera se proporcionaba un calorcito agradable y lo completaba el atuendo, una gorra tejida con lana de oveja que le  cubría hasta el borde de las cejas tapándole las orejas, mas el pantalón de grueso corduroy verde  tipo militar,   hacía juego con los botines "Caterpiller" que facilitaban la caminata. Seguía sin comprender lo que le había sucedido pero en parte sentía cierta felicidad haber encontrado a su madre en aquellas circunstancias y también le parecía haber vivido un sueño con el  tío  Cirilo

  A lo lejos  aparecía la cabaña con su humeante chimenea; era la tarde sombría,  comenzó a sentir algo pesado en el ambiente y se  empezó a oír ahora  el tañido lastimero de una campana con sonido intermitente pero espaciado, anunciando el fallecimiento de algún lugareño cuyo tañido  llenaba todo el cielo hasta el fondo de los cerros que  con sus cúspides blancas parecían escucharlas  y cuyos sonidos se convertían en ecos profundos que   escarapelaban el cuerpo. Llegando a la cabaña Esteban  y "miqui" haciendo su tarea de guardar el rebaño,  ingresó a la cabaña y vio un  cuerpo inerte sobre una mesa y con cuatro velas encendidas, allí  se encontraba el cuerpo de don Cirilo que había dejado de existir. Esteban no pude resistir el aire enrarecido de la cabaña, unas lagrimas asomaban en sus mejillas por la pérdida de ese ser tan apreciado y ya comprendía que se había querido despedir   de él y de "miqui" yendo al lugar del pastoreo.

Contaban los habitantes  que en sus momentos de agonía habían visto a don Cirilo por varias partes del pueblo, quizás despidiéndose  de sus familiares  y conocidos. El cura del pueblo dio unas oraciones  encomendando el alma a Dios con un "Descanse en paz Don Cirilo".

Todo el pueblo empezó a llegar para el sepelio llevando flores blancas en sus manos, hombres, mujeres, niños y ancianos  de todas las regiones  y  ciudades  los que lo estimaban, los que lo apreciaban, unos granjeros  llevaban sus gallinas, gansos y canastas  de huevos frescos en señal  de ofrenda al fallecido; los panaderos llevaban panecillos de harina recién horneadas en bandejas de madera  que Esteban se encargaba de recibir, otros granjeros llevaban leche fresca  recién ordeñada en tinajas, además de quesos de  varios sabores , otras personas  llevaban velas, muchas de ellas encendidas  que llenaban toda la casa, todo el patio, y los senderos  de ingreso de la casa; en las ventanas colocaban flores y velas blancas y de colores  que permanecían encendidas  día y noche velando el cuerpo inerte de  don Cirilo, que permanecía intacto  tal como se encontró  la mañana de su fallecimiento a pesar del tiempo transcurrido; sobre la mesa iluminado por la luz de las velas   el pueblo entero rezaba, y no terminaban  de rezar, las campanas de la iglesia no cesaban de repicar un redoble fúnebre, que se sentía en todo el pueblo y en los pueblos aledaños ,y  la gente seguía llegando.

El lugar se llenó de una espesa niebla  similar a la experimentada por Esteban cuando salió de la cueva y que a la casa le daba un aspecto tétrico. Solo las velas iluminaban el lugar y el camino al cementerio donde debería ser llevado don Cirilo. Las ofrendas de toda índole seguían llegando y ahora se guardaban en los graneros. El rebaño de ovejas permanecía en silencio en los corrales  y "miqui" entró en un profundo sueño que no despertó  hasta el día en que  fue el entierro.   Al ataúd de don Cirilo;  lo acompañaba   un cortejo fúnebre,  iba Esteban acongojado y a su lado "miqui", la densa neblina  se hacía más espesa  y solo se distinguía  el camino por las velas encendidas en todo el trayecto. El pueblo le dedicó mucho tiempo  de  duelo y hasta que el ataúd fue depositado y cubierto de tierra en el cementerio. Después del último lampazo de tierra en esa tumba, la niebla se fue disipando, las velas se fueron apagando y se lleno de luz el escenario y se leyó en su lapida el epitafio AQUI YACE DON CIRILO, QUIEN FUE AMADO POR SU PUEBLO.fin.

 

 

 

 

 

 

 

 

MIS PEQUEÑOS CUENTOS

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LA PRINCESA

QUE SE CONVIRTIO

 EN AVE

Mis Pequeños Cuentos

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Mis Pequeños Poemas 9

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Israel

Tu te alejaste de mi seno un día
Yo que sabia que algún día lo harías
Triste mi congoja esta latiendo
Por no sentirte cerca  de mi pecho

Te reclamo y te  extraño mil
mis recuerdos vuelan en mi mente
Y tu no estas, pero mi corazón se llena de alegría 
Al oír solo tu voz, hijo mio

Donde ira a parar mi alma
Cansado de vivir, serán lagrimas secas brotando de mis ojos
Cuando cansado de llorar o de la vida que se va
Se alegrará mi corazón, al oír tu voz.

Mis Pequeños Poemas 10

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Israel


Tu te alejaste de mi seno un día

Yo sabia que algún día lo harías

Triste mi congoja esta latiendo

Por no sentirte cerca de mi pecho


Te reclamo y no estas, te extraño mil

Mis recuerdos vuelan en mi mente

Y tu no estas, pero mi corazón se llena de alegría mil

al oír solo tu voz


Donde ira parar mi alma 

Cuando cansado de vivir, serán lagrimas secas de mis ojos

Cuando cansado de llorar de la vida que se va

Se alegrara mi corazón, al oír tu voz

Mis Pequeños Poemas

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El Mar sereno

Que olas tan hermosas de este mar poco sereno
Mis manos entre tus cabellos me inspiran 
Tu perfume y el aroma  me enternece
Tu hermosura mujer ya me inspiran

Donde estas amada mía 
Junto al mar te deje sereno
Ya no resiste mi alma triste agonía 
Tu mirada me hace falta serena


De no verte junto al mar me entristece
Yo quisiera amarrar tus cabellos a mi vida
Yo morir quisiera si mi alma anocheciera
Amo tu belleza como el mar poco sereno

Mis Pequeños Poemas 9

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El mar poco sereo

Que olas tan hermosas de este mar poco sereno
Mis manos entre tus cabellos me inspiran
El mar poco sereno

Tu perfume y el aroma  me enternece
Tu hermosura mujer ya me inspiran

Donde estas amada mía 
Junto al mar te deje sereno
Ya no resiste mi alma  triste agonía
Tu mirada  me hace falta serena

Ya no resiste mi alma  me entristece
Yo quisiera amarrar tus cabellos  a mi vida 
Yo morir quisiera si mi alma anocheciera.
Tu belleza me conmueve como el mar sereno

Declaración Universal de los Derechos de los Animales

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Declaración Universal 
de los Derechos de los Animales

Considerando que todo animal posee derechos y que el desconocimiento y desprecio de dichos derechos han conducido y siguen conduciendo al hombre a cometer crímenes contra la naturaleza y los animales, se proclama lo siguiente:

Artículo No. 1
Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia.

Artículo No. 2
a) Todo animal tiene derecho al respeto. 
b) El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales. 
c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.

Artículo No. 3
a) Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles. 
b) Si es necesaria la muerte de un animal, ésta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia.

Artículo No. 4
a) Todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. 
b) Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho.

Artículo No. 5
a) Todo animal perteneciente a una especie que viva tradicionalmente en el entorno del hombre tiene derecho a vivir y crecer al ritmo y en las condiciones de vida y de libertad que sean propias de su especie. 
b) Toda modificación de dicho ritmo o dichas condiciones que fuera impuesta por el hombre con fines mercantiles es contraria a dicho derecho.

Artículo No. 6
a) Todo animal que el hombre haya escogido como compañero tiene derecho a que la duración de su vida sea conforme a su longevidad natural. 
b) El abandono de un animal es un acto cruel y degradante.

Artículo No. 7
Todo animal de trabajo tiene derecho a una limitación razonable del tiempo e intensidad del trabajo, a una alimentación reparadora y al reposo.

Artículo No. 8
a) La experimentación animal que implique un sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal, tanto si se trata de experimentos médicos, científicos, comerciales, como de otra forma de experimentación. 
b) Las técnicas alternativas deben ser utilizadas y desarrolladas.

Artículo No. 9
Cuando un animal es criado para la alimentación debe ser nutrido, instalado y transportado, así como sacrificado, sin que ello resulte para él motivo de ansiedad o dolor.

Artículo No. 10
a) Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre. 
b) Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal.

Artículo No. 11
Todo acto que implique la muerte de un animal sin necesidad es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida.

Artículo No. 12
a) Todo acto que implique la muerte de un gran número de animales salvajes es un genocidio, es decir, un crimen contra la especie. 
b) La contaminación y la destrucción del ambiente natural conducen al genocidio.

Artículo No. 13
a) Un animal muerto debe ser tratado con respeto. 
b) Las escenas de violencia, en las cuales los animales son víctimas, deben ser prohibidas en el cine y en la televisión, salvo si ellas tienen como fin dar muestra de los atentados contra los derechos del animal.

Artículo No. 14
a) Los organismos de protección y salvaguarda de los animales deben ser representados a nivel gubernamental. 
b) Los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, como lo son los derechos del hombre.

Esta declaración fue adoptada por La Liga Internacional de los Derechos del Animal en 1977, que la proclamó al año siguiente. Posteriormente, fue aprobada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).